Inocencia ininterrumpida...

Yo creo que en mi infancia hice todo lo que un niño debe hacer. Me caía sin fracturarme, todo está en la técnica de la caída; suficientemente fuerte para llamar la atención y llorar, y suficientemente ligera como para recuperarme a los 5 minutos. Pero las caídas más espectaculares siempre fueron en las que se perdía algún diente. Yo sí que era experto en ese tipo de caídas. Claro que siempre había que esperar mucho para que volvieran a salir, y no es recomendable nunca hacerlo después que los dientes no son de leche... ganas no me faltan!

Cuando niño tuve los mejores juguetes... ya saben, los típicos juguetes de carajitos... un GI Joe, soldaditos, un jeep a control remoto, un mini tractor, una guagüita escolar que siempre tiraba por la galería fingiendo que tenía niños dentro... aunque todos parecían soldaditos... y un GI Joe... y a veces la Barbie de mi vecina cuando iba a jugar conmigo... aunque pensándolo bien tenía que tener elefantiasis para tener ese tamaño en comparación con las personitas y la guagüita escolar.

Recuerdo que nunca lograba aprenderme los juegos que trataban de enseñarme, o simplemente me aburrían... y yo me inventaba mis propios juegos, que por alguna razón nadie lograba aprendérselos, o simplemente les aburrían... Uno de los juegos que inventé (adapté porque fue partiendo de un juego ya inventado) fue "Guerra con presidentes"... Tuvo mucho éxito porque logré que mi hermano me acompañara a jugarlo en momentos de aburrimiento, nunca nadie más lo hizo. Pero era tan divertido... todo consistía en el juego de cartas "Guerra" pero en esta versión cada vez que se armaba una guerra el ganador cambiaba el gobierno de su "país" y nombraba presidente al ganador de la guerra, por ejemplo al 10 de Trébol, y tenía que anotarlo en un papel y registrarlo en el historial político del país... con la cantidad de "años" que duraban gobernando... Nunca he entendido por qué nadie jugaba mis juegos... pero igual me entretenía jugándolos solo...

Tengo hambre...